2017 fue el año en el que nada parecía estar a salvo. Los hackeos fueron revelados uno tras otro, desde una brecha de seguridad Equifax que comprometió al menos a la mitad de Estados Unidos hasta campañas de rescate que costaron millones de dólares a las compañías.
Los ciberataques señalaron la alarmante vulnerabilidad de nuestra información personal.
Más herramientas utilizadas por los hackers gubernamentales se han hecho públicas y es más fácil que nunca crear maneras sofisticadas de difundir malware o ransomware o robar información de compañías. Las compañías también fallan frecuentemente en parchar las fallas de seguridad de manera oportuna.
Y hay más por venir.
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