¿Cómo es posible que uno de los países con más reservas de petróleo en el mundo sea al mismo tiempo uno de los que más autos eléctricos demandan?
Dubái ha sido durante años -y gracias al oro negro- una de las economías más prósperas de Oriente Medio, la segunda del mundo y una de las cinco áreas metropolitanas que más crece en el planeta.
Sin embargo, esa gallina de los huevos de oro que impulsó su economía a partir de los años 70 también la empujó hacia una vertiginosa modernidad que no sólo aumentó el turismo, sino que le permitió diversificar sus fuentes de ingreso.
Gracias a eso, en los últimos años la ciudad portuaria pasó de depender en un 75% del petróleo y el gas a hacerlo tan sólo en un 20%.
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