Cada día, 4.500 millones de fotos y mil millones de videos son enviados a través de WhatsApp, la plataforma de mensajería más usada en todo el mundo.
Enviar una imagen a través de la aplicación es muy sencillo: basta con presionar el ícono de la cámara de fotos para tomar la foto en el momento, o bien adjuntar el material desde la galería.
El problema en el segundo caso es que el sistema comprime la foto automáticamente y, como consecuencia, pierde calidad.
Ocurre lo mismo cuando compartes fotos y videos a través de Facebook y otras redes sociales; la resolución de la imagen nunca será la misma que del archivo original.
¿Qué hacer entonces?
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