Sophia no es humana, pero intenta parecerlo.
Su piel está hecha de una silicona especial, imita más de 60 gestos y expresiones humanas, las cámaras de sus ojos de robot humanoide registran y analizan lo que ve… y, por primera vez para alguien como ella, tiene ciudadanía.
El pasado miércoles, durante el Future Investment Initiative, un evento tecnológico internacional que se celebró en Riad, informó que es oficialmente una ciudadana saudita.
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