Parece un puente común y corriente, sin ningún adorno especial ni un diseño arquitectónico que destaque. Pero es el primero del mundo construido con una impresora 3D por el que podrán transitar vehículos.
Se encuentra en una carretera nueva que rodea el pequeño pueblo holandés de Gemert-Bakel, 130 kilómetros al sur de Ámsterdam, y desde el martes permite a sus poco más de 30.000 habitantes cruzar una acequia.
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