Cada vez estamos más acostumbrados a acceder a todas nuestras cuentas digitales en el celular.
Pero no solo a las del correo electrónico, Twitter o Facebook, sino también a nuestra cuenta bancaria y las que permiten acceder a los archivos que almacenamos en la nube y usar muchos otros servicios en línea.
Esto hace de nuestros teléfonos un botín atractivo para los hackers, que buscan acceso a esa cuentas para robarnos dinero e información sensible, como pasaportes, documentos confidenciales o declaraciones de impuestos.
Y solamente con nuestro número de teléfono y con algo de ingenio e «ingeniería social» (técnicas de manipulación usadas por delincuentes informáticos) los hackers pueden fácilmente convencer a los servicios de atención al cliente de nuestra operadora de que el número pertenece a ellos (y no a nosotros).
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