Cuando el robot le dice lo bien que lo ha hecho, el niño sonríe.
Pero la interacción entre el niño y el artefacto humanoide no es gratuita: es una forma de estimular y de ayudar en el aprendizaje de niños con autismo.
Por eso lo utilizan en varias escuelas europeas y de Estados Unidos, y no solo con niños autistas.
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