Debido a la falta de opciones, los científicos llevan un tiempo intentando desarrollar corazones artificiales. No obstante, mucho de los diseños actuales son muy toscos, lo que genera dificultades para integrarlos al tejido humano.
Con esto en mente, un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zürich (ETH Zürich), decidieron tomar su inspiración de la biología del corazón humano.
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