WhatsApp quiere rentabilizar su millonaria base de usuarios, una mina de oro de la que todavía nadie -ni siquiera sus creadores- ha logrado averiguar cómo extraer dinero. El primer paso se produjo hace unos meses, cuando la compañía propiedad de Facebook anunció un cambio en las condiciones de uso que abría las puertas a la utilización comercial de los datos de sus usuarios. Los que no hayan renunciado al consentimiento expreso en los 30 días siguientes al cambio de condiciones serán los que primero comprobarán la explotación comercial del servicio.
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