En 1845, le añadieron un detalle curioso al reloj de la iglesia de St John en Exeter, Inglaterra occidental: otra manecilla que se movía con 14 minutos de atraso con relación a la original.
La razón, como explicó el semanario local, era «una cuestión de gran conveniencia pública», pues le permitía al reloj mostrar «el horario de los trenes así como la hora correcta en Exeter«.
El sentido humano del tiempo siempre ha sido definido por el movimiento planetario.
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