«A los estadounidenses les encantan nuestras historias y nosotros hacemos dinero con ellas», se jacta Goran, asegurándose de que reparo en el reloj de diseño con el que juguetea. «¿A quién le importa si son verdaderas o falsas?».
Goran -no es su verdadero nombre- es uno de los cientos de adolescentes macedonios detrás de una industria artesanal en la pequeña ciudad de Veles, desde donde se produjeron múltiples noticias falsas favorables a Donald Trump durante la campaña electoral estadounidense.
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