Cuando la periodista mexicana Bárbara Anderson se quejó en Twitter acerca de la poca organización de una empresa de juegos al atender a personas con discapacidad, nunca se imaginó la reacción que despertaría entre otros usuarios de la red: chistes, insultos, ataques personales y amenazas.
Este tipo de comportamientos, poco regulados por Twitter, es una de las razones por la que la red social, que se encuentra en problemas económicos desde que decidió salir a la bolsa en noviembre de 2013 y no logró impresionar a los inversionistas, ha tenido tantas dificultades para encontrar compradores (se rumora que Google, Disney y Salesforce estaban interesados, pero el problema de la violencia en esa red social puso en pausa los planes).
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