Con el avance de la tecnología y la continua generación de más y más datos, el gran desafío es encontrar sistemas de gran capacidad para almacenar esos datos.
En otras palabras, discos duros de mayor densidad, rapidez y eficiencia.
El problema es que esas características requieren de materiales cuyas propiedades magnéticas puedan ser fácil y rápidamente manipuladas para almacenar y tener acceso a los datos.
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