Hacia 2050, la cantidad de tierras adecuadas para el cultivo de café se podría reducir a la mitad por el posible aumento de las temperaturas, las plagas y los hongos, sugieren los especialistas de este centro. Por su parte, alrededor de 2080 desaparecería el café silvestre, según el mismo informe.
El final de ese cultivo tendrá un impacto negativo en la vida de las 120 millones de personas de más de 70 países que se dedican a elaborar este producto; en especial, los habitantes de Burundi, Etiopía y Nicaragua.
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