Simone Giertz es reina de una realeza muy particular. Inventora de oficio, su «sangre azul» no es líquida, sino más bien de ese material etéreo del que están hechas las ideas más ingeniosas.
Las venas por las que se materializa son cables, circuitos… y el mecanismo de un reloj de cuerda, un brazo de goma, los cuchillos de cocina y cualquier objeto fortuito que sirva a sus chiflados artilugios.
Simone es la reina de los robots chiflados, descabellados, inútiles («The queen of shitty robots»). Uno de esos fenómenos que capturan la imaginación de YouTube -más de 240.000 seguidores en un año- y terminan trascendiéndolo.
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