Gracias a los descubrimientos de Karl Landsteiner (Viena, 1868) se han salvado muchísimas vidas. Su tipificación de los grupos sanguíneos y su compatibilidad no solo ha permitido que se puedan hacer transfusiones con total seguridad y una base científica; también que un montón de bebés con un factor RH distinto al de su madre nazcan sanos. La justicia también se ha visto beneficiada de esto gracias a los análisis periciales de los litigios de paternidad.
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