Como Dubái de Auckland (la mayor distancia en aviación comercial: es un vuelo de 17 horas y 15 minutos sin parar): lejos, todavía muy lejos. Así está la tecnología wifi disponible en los aviones del internet común al que los mortales con los pies en la tierra están ya acostumbrados a usar.
Algunos comparan su velocidad con la de los inicios de internet, cuando, con la banda sonora de fondo del atroz pitido del modem, había que armarse de paciencia mientras una página cualquiera se cargaba.
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