Muchos padres observan cómo sus hijos adolescentes se quedan pegados a sus consolas de videojuegos y pantallas de computador, preocupados por su futuro.
Pero las madres de Henrique Dubrugras y Pedro Franceschi ya no se preocupan por eso.
Los dos adolescentes brasileños solían pasar cerca de un tercio del día frente a las pantallas, pero para ellos eso resultó productivo.
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