Fue prohibida en Alemania y en varios países del mundo los taxistas tradicionales hacen lobby en su contra.
Pero en menos de cinco años la app de conductores privados Uber revolucionó el mercado del transporte de pasajeros. Y llegó para quedarse.
La idea es simple: sólo se necesita un automóvil propio, licencia y los correspondientes seguros para registrarse como conductor de Uber. Técnicamente cualquiera puede serlo.
Y cualquiera con un teléfono inteligente puede bajar la app y convertirse en pasajero pagando a través de la misma.
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