Si usted siente que un grito humano sacude profundos recovecos de su cerebro, existe un buen motivo para ello. Eso es precisamente lo que está pasando, dicen los científicos.
Investigadores que exploraron cómo maneja el cerebro un grito dijeron este jueves que el sonido alto y agudo afecta a una estructura en las profundidades del cerebro llamada amígdala que juega un papel importante en el procesamiento del peligro y el aprendizaje sobre el miedo.
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