Aunque en muchos casos es el mejor método para la entrega de medicamentos, las vacunas generan reacciones negativas en pacientes de todo el mundo. Por eso, uno de los últimos desarrollos del MIT llama la atención.
Se trata de una píldora con pequeñas agujas que se consume vía oral y que, una vez en el aparato digestivo del paciente, empieza a administrar el medicamento de manera directa.
El primer prototipo de la cápsula cuenta con una cobertura que responde a un determinado pH, disolviéndose y abriendo el camino para que las agujas de cinco milímetros liberen el medicamento, almacenado en una válvula a un extremo de la cápsula y que es presionada con los movimientos del intestino.
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