Astronautas estadounidenses volverán a viajar a la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo de naves espaciales propias, aunque explotadas por capital privado.
La NASA ha seleccionado a Boeing y SpaceX para transportar a sus tripulaciones a la plataforma orbital mediante el sistema CST-100 y la nave tripulada Dragon, respectivamente, con el objetivo de poner fin a la dependencia de los rusos para este cometido en 2017.
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