Las investigadoras Azalea Reyes Aguilar y Geraldine Rodríguez Nieto, del Laboratorio de Neuroimagen del Instituto de Neurobiología de la UNAM, ubicado en Juriquilla Querétaro, explicaron que diversos estudios científicos han encontrado que los procesos de la alimentación y de la adicción a sustancias ilícitas, como la cocaína y la heroína, comparten estructuras comunes dentro del cerebro.
Una de las estructuras cerebrales que se encuentra implicada en los dos mecanismos es la corteza prefrontal. Esta región del cerebro está encargada de controlar la ingesta de alimentos, pero también muchas otras actividades del día a día. También participa el hipotálamo, una estructura neuronal que controla el hambre y la saciedad. Por otro lado, también juega un papel importante el área tegmental ventral que está en la región mesencefálica del cerebro y forma parte del sistema límbico, relacionado con funciones como el miedo y el placer.
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