El británico Tim Berners-Lee entregó a su jefe hace 25 años un escueto informe en el que proponía un sistema para mejorar la gestión de información en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), un documento que contenía las ideas fundamentales para crear la Web.
Ese 12 de marzo de 1989, el ingeniero informático tenía 34 años y su superior directo era el físico Mike Sendall, quien, tras leer su propuesta, estampó en la primera página del informe un comentario con el que daba luz verde a una revolución.
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