Los hackers brasileños están amenazando con una ofensiva durante el Mundial, agregando los ataques cibernéticos a los desafíos de un torneo ensombrecido por las protestas, los retrasos y gastos excesivos.
En un país con una rampante delincuencia online y poca experiencia en guerra cibernética, las autoridades se están apresurando para proteger sitios del Gobierno y de la FIFA, el órgano rector del fútbol, de ataques que van desde saturación hasta invasiones.
Furiosos por los 33.000 millones de reales (14.000 millones de dólares) en fondos federales que están siendo gastados en los preparativos, más de un millón de brasileños salieron a mediados del año pasado a las calles para reclamar mejores servicios, más transparencia y combatir la corrupción.
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