Raúl de la Rosa, responsable del área de contaminación electromagnética de la Fundación Vivo Sano y director de la campaña Escuela sin wifi, hace hincapié en la especial vulnerabilidad de los menores ante este tipo de tecnologías, dado que su sistema nervioso y neurológico aún está en pleno desarrollo.
Este tipo de tecnologías operan mediante campos electromagnéticos de alta frecuencia, clasificados por la Organización Mundial de la Salud como posible cancerígeno para humanos, dentro de la categoría 2B.
Leer la nota completa en: Noticias de Navarra