Unos biotecnólogos han construido un circuito regulatorio genético a partir de componentes humanos que monitoriza los niveles de grasa en sangre. En respuesta a niveles excesivos, produce una sustancia mensajera que envía al cuerpo la señal de saciedad. Las pruebas en ratones obesos mostraron que esto los ayudó a perder peso.
La humanidad tiene problemas con el peso, y no sólo en las naciones que llevan muchos años industrializadas, sino que la prosperidad creciente en muchos otros países va de la mano con un estilo de vida que tiene entre sus consecuencias negativas un aumento excesivo de peso. Según la Organización Mundial de la Salud, más de la mitad de la población en muchas naciones industrializadas tiene sobrepeso, y una de cada tres personas lo tiene de modo extremo. Los alimentos altos en grasas y en calorías no sólo dejan su marca en la barriga, las caderas y el trasero, sino que también dejan sus huellas nocivas en la sangre, donde circulan grasas varias ingeridas con los alimentos. El incremento en la cantidad de grasa que circula con la sangre también se ve como un factor de riesgo para ataques cardíacos y derrames cerebrales.
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