Varias decenas de disparos de mortero de 60 mm fueron destruidos en vuelo por un láser experimental durante una prueba realizada por el Ejército de EE.UU. en el histórico polígono de White Sands (Nuevo México), «cuna» en la que miles de las armas más avanzadas de ese país han cumplido su bautismo de fuego.
Esta vez, según responsables de los testeos, el revolucionario dispositivo de alta energía demostró su capacidad para detener rondas de artillería tradicional cuando se encontraban en el aire, antes de llegar a sus objetivos.
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