Un grupo de voluntarios de la ESA acaba de finalizar la tercera y última sesión de un estudio de reposo durante el que permanecieron tres semanas en la cama con los pies en alto. Todo por la ciencia y el futuro de los vuelos espaciales.
Tan pronto como sus cuerpos se repongan de la experiencia y terminen algunas pruebas, podrán volver a hacer una vida normal. La experiencia es similar a la que sufren los astronautas cuando regresan de una misión de larga duración y necesitan varios días para recuperarse de los efectos de la microgravedad.
Durante este trabajo, desarrollado en Toulouse (Francia) se probó una dieta alta en proteínas y una tabla de ejercicios que consistía en empujar a los voluntarios contra una placa vibratoria mientras hacían una especie de ‘sentadillas invertidas’.
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