Hugh Rienhoff, empresario de biotecnología, insatisfecho con la falta de respuestas de los médicos sobre una extraña mutación genética que sufría su hija, decidió estudiar el problema por sí mismo. Tras una década, logró descubrir de qué se trata la patología.
El padre desesperado se convirtió en un ejemplo para el mundo tras el descubrimiento de lo que sufriría su hija, Beatrice, el cual publicó en la Revista Estadounidense de Genética Médica.
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