Como una forma de controlar el efecto de los sismos en edificios, investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), han diseñado un mecanismo que se ajusta en forma automática a partir de un amplio rango de frecuencias o modos de vibración en la edificación para minimizar los efectos de la señal sísmica.
Su principio de funcionamiento consiste en que cuando la construcción se mueve en una dirección, el sistema de amortiguamiento mecánico activo lo hace de forma contraria absorbiendo la energía de movimiento, lo que sirve de contrapeso mecánico contra las vibraciones para limitarlas y estabilizar el edificio.
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