No es un excéntrico. A Cedric Bosch se le ocurrió fabricar una caja negra para bicicletas después de que su mejor amigo sufriese un accidente grave. Resultó imposible determinar las causas del mismo, por falta de pruebas; entonces, el emprendedor se puso a trabajar en un sistema para mejorar las condiciones de seguridad de los ciclistas, evitando situaciones de indefensión.
En esencia, Rideye es una caja negra que aplica conceptos similares a las de los aviones, pero en esta ocasión adaptándolos al sector de las bicicletas. El invento ha tenido tanto éxito entre los usuarios de todo el mundo que, apenas una semana después de que los promotores del gadget, con sede en Los Angeles, lanzaran una campaña en Kickstarter, han superado ya con creces el objetivo de financiación, que habían fijado en 32.000 dólares.
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