Los familiares de una mujer estadounidense cuyas células revolucionaron la investigación médica serán al fin consultados sobre su uso, 60 años después de la muerte de su dueña original, Henrietta Lacks.
Lacks, una mujer sin recursos de Maryland, fue tratada por un cáncer terminal en 1951. En ese proceso, los doctores extrajeron células de su cuerpo.
Fueron las primeras células humanas que se pudieron cultivar indefinidamente en un laboratorio. Y ese avance histórico abrió el camino a incontables tratamientos médicos.
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