Realiza pruebas en el aire como si se tratara de un helicóptero de un aficionado al aeromodelismo. Pasa por el centro de un círculo de goma, realiza varios giros. Pero no se mueve con un mando de control remoto. Tampoco es uno de los famosos ‘drone’, o aviones no tripulados, popularizados por su utilización en la lucha contra el terrorismo. La persona que lo maneja, además, no mueve ni un músculo. Sin embargo, su cerebro bulle de actividad neuronal para hacerlo mover.
Se trata de un helicóptero movido por el pensamiento. O más exactamente, un cuadricóptero, un tipo de helicóptero con cuatro rotores. La Universidad de Minnesota ha conseguido que se mueva mediante impulsos cerebrales, con una exactitud remarcable y durante un largo periodo de tiempo.
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