Hay una gran y sutil diferencia entre estos dos mensajes: “Me parece perfecto” y “Me parece perfecto :)”. Ya nos hemos habituado, pero los emoticonos son ya munición habitual entre la mayoría de los usuarios de ordenadores y móviles, y un lenguaje absolutamente imprescindible para los más jóvenes. Esta peculiar forma de comunicación tan actual se remonta al 19 de septiembre de 1982, cuando el científico estadounidense Scott Fahlman propuso que podía añadirse el célebre «:-)» para expresar alegría en un texto escrito.
Esta combinación de signos podía trivializar el contenido de un mensaje que de otra manera podría entenderse como rudo o desconsiderado. Había nacido el emoticono. La fórmula fue un rotundo éxito y se ha extendido hasta nuestros días, en los que la expansión de los smartphones ha catapultado su utilización. Sin embargo, con la vertiginosa velocidad de la tecnología y la rápida adopción de nuevos usuarios, los emoticonos ya han encontrado su fecha de caducidad. Lo que ahora arde son los stickers.
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