Desde que Greenpeace denunció el uso de sustancias tóxicas en prendas de vestir, cada vez más marcas están dejando de utilizarlas. La meta de Greenpeace es que se fabrique ropa sin esas sustancias en todo el mundo.
“Las marcas de moda convierten los ríos del mundo en desagües privados”, dice Manfred Santen, de Greenpeace. Algunas de las sustancias químicas utilizadas pueden producir trastornos hormonales y hasta cáncer. “En el país de fabricación de las prendas textiles, esas sustancias desembocan en los ríos a través de las aguas de desecho”, explica Santen. Pero también más tarde, cuando la ropa se vende en otros países, sigue despidiendo sustancias químicas al ser lavada, afectando así el agua potable y el espacio vital de los peces de todo el planeta.
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