Para comprender qué pasa en nuestra mente cuando pensamos, conviene repasar la estructura y desarrollo del cerebro. La corteza tiene 100 millones de neuronas, con las que nace todo ser humano. Esas células, que nunca se reproducen, se comunican entre sí a través de conexiones sinápticas, formadas por filamentos: axones (la vía de salida) y dendritas (“arbolitos” que reciben la información).
Con la edad esas terminaciones se encogen y la interconexión se torna más difícil. La única manera de prevenirlo es mediante la actividad intelectual, que evita el deterioro y propicia el crecimiento de nuevas dendritas, es decir, de interconexiones, que se reflejan en mayor velocidad de procesamiento de los estímulos y en la resolución más fácil de problemas.
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