Algunas variedades de medusas sirven de inspiración para fabricar tejidos, órganos y para desarrollar ‘chips’ capaces de detectar el cáncer.
Suelen tener «mala prensa» e infundir temor, tanto por el simbolismo de su nombre, que en la mitología griega designa a un monstruo del inframundo que convertía en piedra a quienes lo miraban a los ojos, como por el doloroso efecto de su veneno y sus picaduras, que amenazan a quienes entran en contacto accidental con ellas al bañarse en el mar.
No obstante, no todas las especies de estos animales marinos emparentados con las anémonas, gorgonias y corales, y cuyas periódicas proliferaciones intrigan a los expertos, son nocivas para las personas. Algunas, al contrario, son aliadas de la ciencia.
Leer la nota completa en: Vanguardia