Cuando pasa una corriente entre dos electrodos, uno más delgado que el otro, se crea viento en el aire que los separa. Si se aplica suficiente voltaje, el viento resultante puede producir empuje sin la ayuda de motores o combustible.
Este fenómeno, llamado empuje electrohidrodinámico, o más coloquialmente, «viento iónico», fue identificado por primera vez en la década de 1960. Desde entonces, el viento iónico ha estado limitado mayormente a experimentos, sin muchas perspectivas de hallar aplicaciones prácticas factibles.
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