Expertos de la Universidad de Melbourne, en Australia, han ideado una tecnología, desarrollada por NeuroVista, diseñada para detectar la actividad eléctrica anormal en el cerebro que precede a un ataque epiléptico usando electrodos implantados entre el cráneo y la superficie del cerebro que controlan constantemente la actividad eléctrica (electroencefalografía, EEG).
Los electrodos están conectados a un segundo dispositivo implantado debajo de la piel del pecho, que transmite esta información de forma inalámbrica a un equipo de mano que calcula la probabilidad de un ataque. Tres luces de colores advierten a los pacientes sobre el riesgo bajo (azul) de un ataque inminente, alto (rojo) o moderado (blanco), según describen los autores en Lancet Neurology.
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