John Cramer, un físico de la Universidad de Washington, en Seattle, interpretó a través de un programa de computación la antigua radiación emitida poco después del Big Bang (el evento que creó el cosmos) y produjo un sonido de baja frecuencia y poco audible.
Ese experimento lo hizo hace unos años pero, a raíz de nueva información recopilada por un satélite más sofisticado, el físico acaba de hacer con otro software una nueva versión más “amigable” para los oídos humanos.
Leer la nota completa en: BBC