Google se enfrentó a un caso de privacidad relacionado con una recopilación de datos de los usuarios, llevada a cabo entre 2007 y 2010, tanto en Estados Unidos como en países europeos. Esta recopilación se producía a través de los coches utilizados por la compañía de Mountain View para sus servicios de geolocalización Google Maps y Google Street View.
Google aseguró que la recolección de datos había sido un «error» y prometió que nunca se utilizarían. Sin embargo la compañía admitió haber recogido por error fragmentos de datos sensibles de redes Wi-Fi de hogares de todo el mundo. Además, en 2012, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) encontró que el gigante de Mountain View sabía que los coches llevaban años recopilando y almacenando datos de los hogares de los usuarios.
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