Brasil, el salvaje oeste del fraude online, está a punto de estrenar su primera ley contra delitos en Internet en un esfuerzo por proteger la lucrativa expansión de la banca y el comercio electrónico.
Pero expertos en seguridad advierten que las penas son aún demasiado blandas para solucionar un problema que cuesta unos 700 millones de dólares anuales a la industria financiera local, según la Federación Brasileña de Bancos (Febraban).
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