Comer en familia no solo es una práctica que fomenta la comunicación, entre otros factores. Según dice haber comprobado un estudio realizado por la Universidad de Illinois, también puede reducir el riesgo de obesidad infantil.
La investigación encontró que los niños que comen junto a sus familiares durante más tiempo presentan una habilidad considerablemente mayor para mantener un peso saludable que aquellos que lo hacen durante un período más corto o que de plano no disfrutan de este tipo de reuniones.
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