El consumo de la fructuosa ha aumentado considerablemente desde la década de los 70 afectado a miles de personas.
Expertos encontraron evidencia de que la fructuosa o el jarabe de maíz (muy común en la dieta norteamericana) puede contribuir a la obesidad, estos azúcares que suelen ser agregados a los alimentos y bebidas procesados, y su consumo ha aumentado exponencialmente desde la década de 1970, puede estar generando problema a la hora de transmitir información al cerebro.
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