¿En honor de quién bautizarías una tormenta; de tu novia, de tu mamá, de tu suegra? ¿Y en qué te basarías; en la fecha cuando ocurre; en el número de tormenta que le corresponde en el año, o en su intensidad?
En la historia, los estudiosos del clima se han basado en diversos métodos, como el nombre de santoral al que corresponde ese día, por números correspondientes a su latitud y longitud en el mapa, o nombres de mujeres al azar, para identificar a las tormentas en todo el mundo. Pero eventualmente lograron ponerse de acuerdo y establecer un método para nombrarlas. De hecho, si te suenan familiares los nombres es porque se repiten cada seis años, y se busca que sean cortos y sencillos.
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