Los equipos que disputan la final de futbol son Inglaterra contra México. La ciudad es Bristol y el público está claramente a favor del equipo de casa. Súbitamente los locales rematan contra el arco de los nuestros y el portero apenas alcanza a desviar el esférico; en respuesta, el delantero nacional toma la pelota, apunta y se queda a unos milímetros de anotar gol. Al final de la justa el desempate es por puntos y éstos favorecen a los tricolores. La BBC de Londres parece coincidir con las reseñas de los demás medios: “Simplemente fue un encuentro emocionante”.
Esta narración, que bien podría ser la del partido por un trofeo cualquiera, en realidad corresponde a uno de características inéditas, la Copa Mundial de Robótica 2012, presidida por la FIRA (Federación Internacional de la Asociación de Robo-Futbol, por sus siglas en inglés), evento en el que los jugadores son máquinas humanoides que juegan al balompié en un rectángulo de cuatro por seis metros, con una pelota amarilla y afelpada, como ésas empleadas por los tenistas.
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