Científicos demostraron cómo y porqué la vitamina D, también llamada vitamina del sol, puede acelerar la recuperación de los pacientes con tuberculosis (TB), lo que ayuda a explicar por qué en la era previa a la existencia de los antibióticos habría funcionado la denominada helioterapia.
Desde fines del 1800 -mucho antes del desarrollo de los antibióticos en la década de 1930- los pacientes con TB solían ser enviados a retiros donde recibieran los rayos del sol, en lo que se conoce como helioterapia o fototerapia.
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