Un chicle masticado y arrojado o pegado en la vía pública es un foco de infección y un riesgo para la salud de los habitantes, ya que puede albergar hasta 10 mil bacterias y hongos recogidos del medio ambiente en que se encuentra, alertó Víctor Calderón Salinas, investigador del Cinvestav.
El investigador del Departamento de Bioquímica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) destacó que cada chicle es un foco de contaminación, ya que contiene microorganismos de la persona que lo masticó.
Ver completo en: El Universal