Ike Sutton, un aspirante a inventor y padre de seis hijos, estaba harto de que los ‘smartphones’ interrumpieran el tiempo en familia.
«Nadie guardaba su teléfono celular porque todo era ‘urgente’. Ya sabes, ¡urgente!, como revisar los horarios de películas, compartir fotos en Instagram y enviar mensajes de texto a los amigos, en lugar de interactuar con la persona sentada, digamos, a un metro de distancia», explica.
El diseñador de productos, radicado en Brooklyn, Nueva York, convirtió su frustración en una pequeña idea de negocios: inventó el «Cell Lock-Up» (que traducido sería algo como encerrar o enjaular al celular).
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